CRISTO CONTRA EL SUELO Y SIN DIMAS NI GESTAS
Una sutil mirada bíblica a lo que ahora sucede en el barrio más creyente del Guayaquil de mis temores. Allá, donde no hay bendición que entre, porque ni el más santo ha podido pasar para dar la bendición... hay un rosario, pero de balas.
2022-12-28T08:00:00.0000000Z
2022-12-28T08:00:00.0000000Z
El Comercio (Ecuador)

https://prensadigital.ec/article/281526525130502
ESPECIAL DE INOCENTES
Como para no creer que en Cristo del Consuelo, el barrio crisol de la fe cristiana guayaquileña, se haya producido una explosión que dejó viviendas destruidas, autos averiados, cinco muerlavarse tos y una veintena de heridos. Víctimas que fueron llevadas hechas Cristos a casas asistenciales de la ciudad. Sucedió el 14 de agosto de este año, del encuentro con la violencia. De todos modos y pensándolo lo bien, los habitantes de ese populoso sector guayaquileño la sacaron barata. Imagínense si hubiera sucedido en plena procesión, esos manes se hubieran quebrado hasta al mismísimo Nazareno. De miedo el asunto. Es poco ortodoxo que el lugar donde empieza la procesión de Viernes Santo más grande y multitudinaria del país haya sido reducida al punto de partida del traslado de cinco féretros hacia su última morada. Y sin la más mínima esperanza de que su contenido resucite al tercer día. Mientras en el ambiente aún se percibía el olor a pólvora que no lo disipaba ni el fuerte olor que caracterizaba antes al río Guayas, se produjo un duelo. Así se dispararon mutuas acusaciones entre las autoridades cantonales y las del Gobierno, en un claro intento de las manos al más puro estilo de Poncio Pilatos. Algo que debió llamar la atención, pero nadie dijo nada, fue que ante lo sucedido ninguno de los fariseos de la Asamblea Nacional se pronunció al respecto. Estuvieron calladitos desde las últimas inculpaciones, que sin dar nombres hizo Herodes Lasso en su evangelio apócrifo-político. Para quienes quedaron heridos en su fe cristiana con ese atentado criminal, prácticamente volvieron a matar al Hijo de Dios sin crucificarle. Fue como darle a Cristo contra el suelo y no solo en medio de dos ladrones, sino de muchos, todos malos y ni uno bueno, como Dimas y Gestas. Si el buen y el mal ladrón hubieran sido guayaquileños, de seguro que no operarían en Cristo del Consuelo. Es más, al ver los estragos de la explosión en ese populoso sector, de seguro que Dimas le hubiera dicho a Gestas: ¡Brother, qué vainas son estas! El Ariete
es-ec